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viernes, 1 de junio de 2012

Un poema de Juan Andrés García Román (Antología, LXXVIII)


Paganini: Sonata nº 6

TODA LA VIDA ES MUNDO


Cuando mañana despierte y ya no vea
la cama de mi hermano
paralela a la mía como un signo de igual
ni su cuerpo en ella como un parterre.
Cuando las plantas de nuestros pies ya no señalen 
                                                                 el amanecer. 

Cuando mañana me levante
y me saquen sangre en una sala blanca, sin interior;
cuando me pongan una pulsera de goma
y al final del brazo del sillón se cierre un puño
y se abra una mano como soltando algo o como
tomando prestado algo al Señor.

Cuando mañana me levante temprano para ir al colegio
pero en mi pupitre esté sentada la muerte niña.
Cuando mirando la sombra de los objetos
me ponga nostálgico y piense
cómo ha pasado el tiempo, cómo
han cambiado los ojos
de repente.

Cuando por escapar de la vida meta la cabeza en la soga
pero el resto del cuerpo no quepa
y me quede colgando del cielo

y contemplando

la cabeza del cuerpo del Señor,
las rodillas del cuerpo del Señor,
el corazón del cuerpo del Señor.

Cuando mañana suene el despertador
pero la luna, podrida, tenga un gusano,
cuando llueva tanto que se me encharque
el pulmón y, entalleciendo en primavera,
me conduzca junto a mis maestros viejos,
los que echaron la rama de un bastón
y murieron goteando en las cátedras
de un colegio futuro

y un recreo de niños albinos y felices.

© Juan Andrés García Román

Perugino