Sin ánimo de insultar (porque el ofendido soy yo por mí mismo al no atreverme a desertar de esta "España de charanga y pandereta" política, que diría don Antonio Machado-) me gustaría despotricar y ofender pocamente a algunos políticos -que no deben darse por ofendidos porque dícese que la verdad no ofende-.
¿O no es verdad que el cuarteto en busca de jefatura gubernamental se va pareciendo al "cuento del rebuzno" (Don Quijote, II, 25), que muestra que quien intenta parecerse a un asno se convierte en asno? Y a los asnos que se disfrazan de sí mismos para reconvertirse en lo que son ("asno se es de la cuna a la mortaja", se dice en el "Diálogo entre Babieca y Rocinante"), ¿quién les confiará su voto si demuestran que no saben qué hacer con él?
Lo cierto es que si en la nueva campaña de elecciones pregonan algo diferente estarán predicando que mintieron en las anteriores; y si dicen lo mismo les desmentirán sus ineptitudes de los últimos meses. ¿No les pasará, en cualquier caso, como al otro asno del cuento de don Juan Valera, aquel al que se le dice "el que no te conozca que te compre"?