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domingo, 3 de abril de 2016

Los versos de Trovadorius (VII)

Los versos de Trovadorius (I)

Los versos de Trovadorius (VI)

Borodin: Nocturno

Síguense antes de los que siguen algunos poemas. La corrosión del cofre en que se hallaron ha roído varias páginas que algunos rescatadores intentan salvaguardar.

XXX.- Bajo el buril del beso
Esta tarde llovida y penumbrosa
en la que el viento traza garabatos
sobre el índigo cielo,
he tatuado en tu boca con la mía,
y en tu torso desnudo,
las palabras te quiero:
como si las robase de aquel árbol
donde las escribimos
o fueses tú ese árbol y yo el hacha
amorosa que lo tallaba.
                                           Tú,
bajo el buril del beso,
sonreías, vibrabas
como yo; y cuando el filo del amor
ha hendido nuestros cuerpos
desenfrenadamente,
con su fiero estallido
hemos sentido
                            el aullido
                                                del mar.


XXXI.- El tilo
Si alguna vez, al recordar el mundo
me fui de ti, siempre supiste
dónde encontrarme:
                                        el tilo
es mi refugio: en él
escribiste tu nombre junto al mío,
su sombra cobijó mi corazón
e hizo sonar el tuyo como un mar.
Allí me encuentras siempre, cuando el mundo
arrasa mi memoria y necesito
que vayas a buscarme, a rescatarme
de mí
              allí
donde tú eres más tú
y yo vuelvo a ser yo porque comprendes.


XXXII.- El recuerdo
El tiempo es un caballo
que triza nuestros cuerpos:
míralo cómo corre
por la piel, por los ojos,
por las cosas que hacen
amable la existencia.
La montaña y el árbol
también sienten su herida.
El frío apaga el fuego,
el pájaro enmudece.
Pero cuando te miro
regreso a aquella infancia
inmaculada y frágil
en que éramos dos niños
y todo era posible.