Prokofiev: Montescos y capuletos
Todos somos como libros desconocidos de los que nada sabemos hasta que abrimos sus páginas: entonces seguimos leyendo o abandonamos la lectura. Y así debieran ser las relaciones humanas: libros que se leen unos a otros para conocerse y que, cuando no se gustan, simplemente se dejan de leer y se cierran, sin enemistad, decepción o rencor.
Desafortunadamente, no ocurre así: y muchas amistades, o matrimonios, o parejas... dejan de relacionarse como libros o personas para instigarse como avellanedas, góngoras y quevedos, o como editoriales mal avenidas.