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jueves, 21 de abril de 2016

Tres en raya

Guridi: Una aventura de Don Quijote


La magia de los libros que son mágicos consiste en que transforman al lector, y, cuando el libro acaba, su lector es un ser renacido, con una visión nueva que le hace comprender mejor el mundo. 
     Y como si alguna nueva luz lo iluminase e iluminara la naturaleza, es todo transparente y se descifra un misterio, un sinsentido, el bosque de la creación, su laberinto. 
     Así, la Biblioteca Imprescindible Universal otorga la fuente de la eterna juventud y la clarividencia: el manantial en el que bebe el hombre y que sostiene la fruición de la Historia, la noble epifanía del saber, el único equipaje indispensable que, como excelso báculo, atempera la búsqueda infinita del hombre por hallar su identidad.
     Si yo hubiese de calificar solamente tres libros con las palabras anteriores, esos títulos serían La Biblia (una epopeya), Don Quijote (un poema lírico en prosa narrativa) y ese otro título dividido en muchos títulos al que llamamos Shakespeare (el rostro del teatro). 
     Con ellos tal vez soportaría veinte años en una isla desierta: siempre que en ella ya hubiese -olvidado tal vez por otro fugitivo del mundanal bullicio- un ejemplar del Robinson Crusoe (el primer autosicoanálisis).