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jueves, 7 de abril de 2016

Plagios


Rebuzno por soleares


Cuando se escribe una obra superior a aquella en la que se inspiró es bueno alegrarse, puesto que somos un camino hacia la perfección o, al menos, una tentativa de llegar a lo bueno y mejor. Por ejemplo: Bach adaptó a Vivaldi y otros coetáneos, y los mejoró. Pero cuando la imitación es inferior a lo imitado cometemos plagio. Otro ejemplo, por ejemplo: lo que hizo Avellaneda con Cervantes.
     Me dice un lector, y se lo agradezco, que algunas cosillas mías están siendo tomadas como propias, y alteradas a su imagen y desemejanza, por dos expropiadores de la propiedad intelectual. He leído esos macariocos robos y me han dado penita pena: no porque me robaran, ya que lo que me han robado tiene escasa entidad artística, sino porque han sido capaces de empeorar todavía más lo malo que yo había engendrado. Y para eso se necesita casi una inteligencia rayana en la genialidad.