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jueves, 3 de septiembre de 2015

Carlos Sahagún (1938-2015)


Sahagún leyendo dos poemas

Conocí a Carlos Sahagún en casa del poeta Manuel Molina, también alicantino. Allí habíamos quedado para una entrevista. Yo debía escribir un libro sobre su poesía para el Instituto de Cultura Juan Gil-Albert; llevaba unas cincuenta o sesenta páginas cuando decidí que no me sentía capaz de darle la calidad y dimensión que deseaba y abandoné la escritura, a pesar de que su publicación estaba anunciada. Algunas de esas páginas antedichas salvé para la revista Algaria 0 (en un ensayo demasiado barroco que creo que titulé pomposamente Carlos Sahagún: la transgresión de una contumacia.
     No sé si Sahagún era tan autoexigente -aunque así parece indicarlo la brevedad de su obra-, pero sí tan introspectivo y huidizo de las masas y los círculos literarios. A finales de los 90 rechazó la invitación que le hice para que interviniese en el ciclo Alimentando lluvias.
     Había recogido el autor sus libros, salvo el último, en uno breve, si bueno, titulado Memorial de la noche. Pero ya se sabe: quien no grita en medio de la multitud no es vociferado por ella. 
     Ha muerto hace unos días, tan silenciosamente como vivió.
     Aquí dejo un poema enjuto y limpio que me envió para Algaria 0 y que apareció en Primer y último oficio:

Invierno y barro

Sé que, por mucho fuego que ahora ponga,
la adolescencia transcurrió conmigo
y del fragor de sus mitologías,
frente a los altos muros combatidos,
sólo quedaron evidencias vagas,
ecos ahogados bajo el cielo efímero.
Mas removiendo a fondo estas cenizas
regresa a veces un fervor perdido
y unos focos alumbran a intervalos
el aguacero en el suburbio, al filo
de la honda madrugada. ¿Vuelves tú,
difuminada imagen de mí mismo,
vuelves apenas a entregarme sólo
la ambigüedad al fin, no el contenido
tenaz de aquellos años sin fronteras
en que íbamos descalzos, insumisos,
y era verdad la vida solidaria
aun con invierno y barro en los caminos?
Pues fracasó la realidad de entonces,
no sucumba el poema, no haya olvido.