Bramhs: Sinfonía, nº 1
En la noche desierta contemplo el horizonte.
Suena un piano jazzístico desafinado y triste
como mi corazón. El mar lanza su furia
contra el acantilado, y en sus abismos mueren
las estrellas que, igual que estalactitas
o pájaros heridos, caen del cielo. Alguien,
tal vez ebrio de alcohol y de dolor, sacude
su soledad y quiebra una canción que cuenta
la fiera historia de su desamor.
La gris melancolía
abraza el universo
y un gigante invisible esparce bruma y lluvia
alrededor del alma y la materia.
Veo muertas gaviotas sobre las algas negras,
peces enajenados presos entre las rocas,
erizos en la playa, profecías agónicas.
Invade el mundo la desolación
y quisiera que un rayo me alcanzase.
Pero miro hacia dentro y veo tus ojos
esperando que yo me mire en ellos.
Y tu mirada me cobija y guía
hasta el refugio íntimo
en el que aguardo a que la noche muera
y amanezca tu luz.