R. Strauss: Don Quijote
Nunca segundas partes fueron buenas, suele decirse. No es así, como demuestran la Segunda Residencia en la tierra, de Neruda, o El padrino II, de Coppola, y, sobre todo, El Quijote de 1615 (aunque fue la tercera, teniendo en cuenta la apócrifa de Avellaneda).
400 años hace que Cervantes lo dio a la imprenta y sigue vigente la historia del soñador de un mejor mundo que, aunque desengañado una y otra vez, no quiere admitir que el mundo no se merece soñadores.
En esa historia, muchas historias, retratos humanos y sabias verdades.
Así que asómese el lector a algunas de sus páginas y verá cómo encuentra su rostro en muchas de ellas.