CRÍTICA:POESÍA
Poesía como metamorfosis
- Antonio Gracia
Un
pulso entre contrarios, entre luz y sombra, paraíso e infierno, late en los últimos libros del poeta alicantino Antonio
Gracia, que apuesta por la emoción sosegada y la palabra serena.
Con La epopeya interior y El himno en la elegía obtuvo
sendos premios.
La
trayectoria poética de Antonio Gracia (Bigastro, Alicante, 1946) ha sido guadiánica y llena de meandros. Hasta 1983, fecha
en la que detuvo su escritura durante quince años, había publicado varios
libros representados en el volumen antológico Fragmentos de
identidad, que además ofrecía inéditos: Iconografía del
infierno y Poética para una poesía sin poetas. Posteriores
a 1998 son, entre otros, Hacia la luz, la antología Memorial y Reconstrucción
de un diario. "Estos títulos", escribe Zerón
Huguet, "evidencian un cambio profundo en la poética de Gracia: la
esperanza se impone a la muerte y la voz del autor se hace más reflexiva y
solidaria".
De ahí arrancan estos dos últimos títulos, La
epopeya interior y El himno en la elegía, premiados
respectivamente con el Fernando Rielo de Poesía Mística y el Alegría (y
curioso es señalar cómo éste podría observarse a la luz del lema "a la
alegría por el dolor", del libro Alegría,con el que José
Hierro obtuvo en 1947 el Adonais). Porque Antonio Gracia ha evolucionado desde
lo agónico y apocalíptico hacia la emoción sosegada, de lo oscuro a la búsqueda
del clarear, la ira deja paso a la templanza y la angustia a la calma. De sus
primeros poemas, el autor afirmaba que fueron "hijos del desasosiego",
y aunque si escuchamos sus palabras es un buscador que odia encontrar, ahora
hay anhelo de calma, de apartamiento del ruido del mundo: "Pues sólo en
soledad / esquiva de los hombres / puede el hombre encontrar la dicha
plena". Y "armonioso", "sereno", son términos que
hallaremos a menudo en estos versos, que mantienen un pulso de contrarios,
vértigo entre paraíso e infierno, debate entre luz y sombra: reflejo de tal
contienda es la escritura. Así, Ángel L. Prieto de Paula, que ya indagó y reveló
claves en las páginas preliminares a Fragmentos de identidad, a
propósito de El himno en la elegía escribe: "Sólo diré
que el título no se afinca alternativamente en cada uno de los dos extremos
-antípodas semánticos- que parecen contradecirse o repelerse, sino en las dos
vertientes simultáneas y compatibles de un existir que, al fin, ha asumido su
condición: el himno se yergue en la elegía, el canto en la
aceptación de un dolor que ya no se pretende conjurar".
Libros éstos en los que la vista es el sentido dominante,
de la mirada arrancan sus imágenes, a la naturaleza se la observa para, desde
ella, mirarse a sí mismo. Y el ojo, la palabra, se lanzan detrás del horizonte:
quizá su cometido sea el que se declara en Divisa: "Otra es la
misión de la escritura: / sosegar, transformar la muerte en vida / y convertir
el himno en elegía". Creación, pues, como metamorfosis.
LA EPOPEYA INTERIOR
EL HIMNO EN LA ELEGÍA
Antonio Gracia
Fundación Fernando Rielo Madrid, 2002 80 páginas. 8 euros
EL HIMNO EN LA ELEGÍA
Antonio Gracia
Algaida. Sevilla, 2002 54 páginas. 9 euros