Si hubiera de salvar algunas obras porque se avecinara una catástrofe universal que acabase con el ser humano, no salvaría aquellas que suponen un hito artístico, sino las que potencian el conocimiento del hombre y ensalzan la bondad, generosidad y auto-supervivencia del ser humano: porque esos son los rasgos que las hicieron posibles y los que podrían hacer de este mundo renacido una estancia mejor. Por decir, apresuradamente, unas pocas:Los hermanos Karamazov, Don Quijote, La montaña mágica, Robinson Crusoe, Hamlet, el Canzoniere. Casi todas las demás son, simplemente, literaturas: afluentes hacia la verdad.