El silencio desarma al que grita, como el gesto pacífico desconcierta al violento. Cuando alguien nos chilla es difícil oírlo, por más que los oídos se estremezcan ante su pataleo. Y, aun si acaso lo oyéramos, ¿qué decir? La valentía no consiste en luchar contra la necedad, sino en mantenerse al margen de ella, digan lo que digan cuantos nos rodean.
Deja que el necio se ofenda a sí mismo.
Deja que el necio se ofenda a sí mismo.