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jueves, 5 de diciembre de 2013

El bálsamo y la furia

Albinoni: Adagio

El bálsamo y la furia

Has llegado y has visto mi tristeza
rondándome los ojos, cuando, 
como a veces ocurre, 
ni siquiera consigo dominarla
mirando el mar. Tus ojos 
han caído sobre los míos y
te has abrazado a mí; luego tus ropas
han volado: y de repente siento
junto a mi pecho el tuyo transparente:
y entro en el agua del olvido y veo
disiparse mi niebla,
y veo
el tiempo y el espacio trascenderse:
veo cuevas, bisontes, altamiras,
pirámides, iglesias, rascacielos,
sortilegios y enigmas:
veo transfigurase mi congoja
en la indefinición de un elixir
constelado y balsámico:
porque me llevas lejos
de mí, a la estancia errante
que hay en tu corazón, 
en ese cuásar
que desenvainas cuando 
luchas con mi melancolía
y rescatas la dicha 
que alguien me roba, a veces,
imponiendo su látigo.
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