La
fuente en la ceniza
Amo el temblor
rosado de tu boca
y el crepúsculo
azul de tu mirada.
Amo la luz carnal
que te ilumina
cuando te arrojas
como un puma alegre
sobre mi cuerpo
ansioso de tu cuerpo.
Amo el sudor de
miel que nos lubrica
y la erosión constante
de la piel.
Amo tu desenfreno y
mi arrebato
cuando, tendida, te
abres como un libro
y esplendes como un
saurio.
Amo tu lasitud y mi
abandono
tras el fulgor
robado a las estrellas.
Amo la ardiente
búsqueda infinita
que late en
nuestros sexos.