Wagner: La caída de los dioses
Dios no es ya suficiente coartada
1.-
Vivir es la conciencia de estar vivo: cuando podemos contrastar los
bienes y los males de la existencia, ese país al que llegamos para
irnos porque nadie pide llegar y en el que nadie puede quedarse. La
vida empieza cuando empieza la conciencia de la mortalidad: cuando el
instinto de supervivencia nos hace temer la enfermedad y la muerte.
2.-
El feto carece de conciencia: de modo que son sus progenitores -sobre
todo, la madre- quienes deben asumir tal concienciación.
3.-
Salvo en el anterior caso, nadie puede usurpar la voluntad de otro
decidiendo por él: ¿y quién negará que quien se sabe abocado al
dolor preferiría no haber nacido o morir lo antes posible? ¿Y quién
le negaría ese derecho aduciendo que su deber es soportar el dolor?
4.-
De manera que el dilema del aborto es el mismo que el del suicidio o
la eutanasia: nacer o no nacer; vivir o no vivir; morir o no morir.
Ser desdichado o intentar dejar de serlo, como bien sabía Hamlet.
5.-
Quienes carecen de razones proponen su fanatismo como razón y
acuden a la mitología para imponer sus inquisiciones: el dueño de
la vida es Dios y solo él la da y puede quitarla. Ese lugar común
de la seudoteología se ha enquistado en el subconsciente colectivo y
disturbia en exceso todos los intentos de comprender objetivamente el
mundo.
6.-
Sin embargo, Dios no es ya suficiente coartada
para la impunidad de quienes dictan sentencias subjetivas. No
todos los ciudadanos son creyentes ni Dios es una institución
democrática: así que tal institución y sus regidores
religioso-políticos se constituyen en la más clara imagen de una
dictadura. Es decir: en la representación de la abolición de la
libertad individual, la única que existe.
7.-
Por otra parte, el fin de la existencia es la evitación del
sufrimiento y la consecución de la felicidad, que, como ya se sabe
por Epicuro, es "la ausencia de dolor".
8.-
Preguntémosle ahora al feto herido -es decir: a su madre
responsable- qué quiere hacer con el regalo que le espera cuando
nazca: una vida que solo un verdugo le daría.
9.-
¿Respetaríamos su decisión como se respeta un voto en las
urnas?
10.-
¿Entonces...?