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jueves, 9 de enero de 2014

Dios no es ya suficiente coartada.

Wagner: La caída de los dioses

Dios no es ya suficiente coartada

1.- Vivir es la conciencia de estar vivo: cuando podemos contrastar los bienes y los males de la existencia, ese país al que llegamos para irnos porque nadie pide llegar y en el que nadie puede quedarse. La vida empieza cuando empieza la conciencia de la mortalidad: cuando el instinto de supervivencia nos hace temer la enfermedad y la muerte.
2.- El feto carece de conciencia: de modo que son sus progenitores -sobre todo, la madre- quienes deben asumir tal concienciación. 
3.- Salvo en el anterior caso, nadie puede usurpar la voluntad de otro decidiendo por él: ¿y quién negará que quien se sabe abocado al dolor preferiría no haber nacido o morir lo antes posible? ¿Y quién le negaría ese derecho aduciendo que su deber es soportar el dolor?
4.- De manera que el dilema del aborto es el mismo que el del suicidio o la eutanasia: nacer o no nacer; vivir o no vivir; morir o no morir. Ser desdichado o intentar dejar de serlo, como bien sabía Hamlet.
5.- Quienes carecen de razones proponen su fanatismo como razón y acuden a la mitología para imponer sus inquisiciones: el dueño de la vida es Dios y solo él la da y puede quitarla. Ese lugar común de la seudoteología se ha enquistado en el subconsciente colectivo y disturbia en exceso todos los intentos de comprender objetivamente el mundo. 
6.- Sin embargo, Dios no es ya suficiente coartada para la impunidad de quienes dictan sentencias subjetivas. No todos los ciudadanos son creyentes ni Dios es una institución democrática: así que tal institución y sus regidores religioso-políticos se constituyen en la más clara imagen de una dictadura. Es decir: en la representación de la abolición de la libertad individual, la única que existe.
7.- Por otra parte, el fin de la existencia es la evitación del sufrimiento y la consecución de la felicidad, que, como ya se sabe por Epicuro, es "la ausencia de dolor".
8.- Preguntémosle ahora al feto herido -es decir: a su madre responsable- qué quiere hacer con el regalo que le espera cuando nazca: una vida que solo un verdugo le daría.
9.- ¿Respetaríamos su decisión como se respeta un voto en las urnas?
10.- ¿Entonces...? 
(“Potro es gallardo -ón-, pero va sin freno”, decía Góngora de Lope).