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miércoles, 7 de agosto de 2013

El mágico deseo

Clara Wieck: Romanza

En su deambular silencioso, descansó Oniria en un risco de apariencia estelar. Aquella enorme piedra, semejante a un lingote de oro toneládico, se estremeció hasta sus entrañas al sentir el contacto de aquella cuyos ojos lo ven todo; se abrió y surgió un Mago intergaláctico; y le dijo:

- Por haberme liberado de esta horrible prisión te concedo tres deseos.
- Te pido solo uno: Que nunca sienta la infelicidad. -Dijo Oniria sin que se le nublase la gratífica mirada.

El Mago se admiró de la sabiduría que entrañaba aquella petición, pues efectivamente contemplaba y contenía todos los deseos y riquezas verdaderas, que se resumen en el hallazgo del íntimo bienestar, sea cual sea el camino que se escoja para llegar a él. 



Nuria P. Serrano