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martes, 6 de agosto de 2013

Un poema de Asunción Escribano (Antología, CXLIV. Segunda Serie)

Villalobos: de Bachianas

PUNTOS DE FUGA

I

No tienes fronteras. El aire no te roza.
Un pájaro quiere bautizar tus manos
pero están sobre el agua,
haciendo palpitar el brillo de la tarde.

La noche comienza a acariciar tu cuello
y se deja resbalar, como un chal
cansado, sobre tu rostro de seda.

El aire, el pájaro o la noche
te son extraños.

Porque tú perteneces a la lluvia.

II

Alimentas tu celda de silencio.
Te cansan los minutos
y el juicio al que se entregan las caricias.

Miras caer las hojas de un otoño
que se parece a tu infancia.
Un lienzo de musgo ante los ojos
te basta para ser.

No conoces ya la palabra lejanía.

III

Vives en ese océano disuelta
de vértigos y brisas,
sitiada por la orilla más convulsa
que perfila los objetos con su nombre
y tu forma de mirar, enhebrada
al parpadeo del sol en el asfalto,
engarzada en la liturgia del viento
sobre el agua.
La tarde respirando su propio asombro
y tú a punto de arrancarte
esa frontera
asfixiante que es la piel.

No hay nada más doliente
que ese silencio que en tus venas
no acaba de estallar.

Asunción Escribano Hernández
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