Field: Nocturno nº 1
CLARIDADES
Piedras abandonadas por el cielo,
habitáis mi silencio,
armonizáis la luz
que cuelga
en los intersticios de ese olvido
que, a veces, dormita en mi alma secuestrada
por la inutilidad de los relojes.
Lágrimas de jazmín, frutos del aire
grávido que sostiene
mi esperanza, perros labrados
por la melancolía de un verano infinito
que nunca ha de pasar.
Sé que amáis, como yo,
el roce vespertino
de las lejanas voces que se fueron,
la felicidad azul de los postigos
a los que, hace ya décadas, se asomó el amor.
Nada os podrá alejar de mi ternura.
Nada os podrá alejar de mi ternura.
La claridad feliz de los difuntos
se posa en vosotras
como un coro de manzanos.
Piedras adocenadas del crepúsculo,
me sujeto a vosotras
porque sé que estáis ahí,
en esa emoción que ya no habita nadie
que no sea esta caricia
anónima del viento,
donde se acoda el misterio de los pájaros
que cruzan mi alma,
las viejas mariposas que aletean sin rumbo
dentro de mi pecho, buscando el estante de mi felicidad.