Sobre los premios
- Pregunta obligada: ¿Qué pasó con el Premio Loewe?
- Es la enésima vez que me lo preguntan. Un premio no hace mejor un libro: simplemente, permite publicarlo, o le da publicidad.
Continúo esperando que alguien me explique sin impunidad por qué me lo expoliaron y, como consecuencia, ultrajaron mi nombre.
Continúo esperando que alguien me explique sin impunidad por qué me lo expoliaron y, como consecuencia, ultrajaron mi nombre.
Si pusiéramos a investigar la escena del crimen a Sherlock Holmes, Poirot, Dupin... y todos los grandes detectives, verían en ella una ceguera autoimpuesta, como parece ser el caso, o que, como diría el zorro de Le Petit Prince, "lo esencial es invisible para los ojos".
Mi delito "consistía" en que mi libro premiado ya lo había sido en otro concurso hacía meses. Sin embargo, ¿qué se deduce del relato del fiscal? La "escena del crimen" la reprodujo el diario ABC y en ella al lebrel del fiscal, sin duda queriendo acumular pruebas de mi maldad, se le escapó que yo llevaba meses negándome a dar mis datos bancarios para que se me ingresasen los 6.000 euros de ese premio anterior.
Seguro que Sherlock y cualquier ciudadano bienintencionado hubieran concluido que mi rechazo monetario implicaba un anterior rechazo literario de dicho premio al poemario -los motivos ya los aclaré en otro comentario-: y que por lo tanto el libro carcelario era virgen de todo premio asambleario.
Pues bien: ni los señores del jurado ni el director de la orquesta loewista sabían leer ese día: que la propia acusación era la exoneración de mi comportamiento (reconozco que mi desconcierto y desinterés por ese mundo tampoco ayudó mucho). No solo no se molestaron en preguntarme absolutamente nada para aclarar la cuestión, sino que, además de insultarme y convertir, como en los tiempos de la Inquisición, la sospecha en condena, tampoco concedieron el premio al segundo en la competición. Tal vez el mesié Loewe no había vendido bastantes televisores ese año y quiso ahorrarse los 15 ó 20 mil magnánimos. ¿O acaso fue porque -como luego supe -la honorabilidad del premio estaba en entredicho y aprovecharon la coyuntura para cortar gordianamente las habladurías trepanando con una injusticia la justicia de las acusaciones que padecía la fundación caperucitada?
Lo malo de los loewes es que tienen muchos loeweznos, y ya hay una camada de más de cuatro o cinco mil premios en la hispania fecunda, más que poetas; así que no es raro que incluso los no poetas tengan alguno.
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