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miércoles, 6 de noviembre de 2013

El abrazo sin cuerpo

Sibelius / Karajan: Vals triste

Hablaban sobre esto y contra aquello; hasta que llegaron a sí mismos:
- Sospecho que cuando vienes a mí es solo para que te escuche. Me buscas como a un magnetófono que grabe tu presencia, no como a un ser humano, ni siquiera como a un cuerpo; solo soy una huella de tu existencia. No significo nada, nadie significa nada para ti. Creo que pronto empezaré a odiarte... No sabes amar, ¿verdad? 
- He tenido mucha suerte con los amoríos y muy mala con el amor. Creo que me han amado mucho y yo no he podido amar a nadie. Cuanto más se han esforzado en despertar mi amor más se mostraban como simples seres humanos. Y cuanto más intentaba yo amar, más alejaba de mí a quien me amaba.
- Solo quien da verdadero amor recibe amor. Tú no sabes amar. Esperas que te amen. 
El corazón tiene razones que debería explicarle a la razón del corazón abandonado.
- El dolor no es capaz de entender.
- Anoche. Lejos de ti. Sentía tu presencia.
- Tienes suerte. Yo no puedo olvidarte ni siquiera de día.
- Las sábanas olían a ti.
- Yo tengo menos suerte: tu olor perdura en mí; mi piel te reclama a cada instante. 
- La habitación era como un castillo y tú el fantasma que no puedo alejar.
- Mi cabeza no puede impedir ser un calabozo en el que gimo y te ruego, y en el que me tortura el deseo de sentirte. 
- Necesito volver a estar contigo, demostrarme que lo que siento es un espejismo.
- Si vuelvo a estar contigo no podré separarme nunca más, no volveré a ser yo. 
- Te quiero.
- Ojalá pudiera odiarte.