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domingo, 8 de mayo de 2016

Valor y precio del Arte




     La diferencia, sobre todo en el mundo actual, entre lo que siempre se ha llamado, para ponderar su grandeza, una "obra de arte" y una simple "obra artística" es que esta es una tentativa y aquella un logro. El artista nace y se hace: necesita impulso creador, reflexión creativa, ejecución de la inspiración creadora. Pero muchos creen que son creadores solo porque ignoran a quienes en verdad lo han sido. Cualquier creyente de sí mismo levanta su estandarte y proclama que su "obra artística" es una "obra de arte". Sin embargo, pocos pueden enaltecer sus intenciones y proyectos. 
      El éxito efímero -y el fracaso- del arte actual radica en que la poética del autodenominado "artista" -amparado en un mal entendimiento de la libertad de la originalidad- es la de conseguir el aplauso: su obra no tiene como finalidad el Arte, sino la venta de su artesanía. El Arte tiene valor artístico y precio mercantil. Y hay demasiados que construyen un arte sin valor para ponerle precio. Es entonces cuando surgen los voceros de modas, tendencias y otros cánones del euro que engrandecen los negocios, pero no el Arte. De ser una vocación inevitable ha pasado a ser una simple profesión o un detestable negocio.
     De la mal entendida frase de Picasso "yo no busco, encuentro", solo ha quedado la creencia de que el poeta, el pintor, el músico creen haber encontrado cuando, en realidad, ni siquiera han aprendido a buscar.
     (La distancia entre el valor y el precio, la creación y la comercialización, puede verse en la emblemática película El manantial, según la novela de  Ayn Rand:)
Monólogo sobre la autoría