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martes, 17 de diciembre de 2024

El beso irrepetible

 


LIII.- El beso irrepetible


Cuánta dicha te debo, amada mía.

Yo sentía tan solo desolación y niebla.

El mundo era un océano en el que naufragaba

y tú fuiste la isla que salvó mi existencia.

Por ti mi corazón se llenó de canciones

y mi vida se fue transfigurando 

en manantial de luz y mágico sosiego.

Dónde estarás ahora, sin saber

cuánta dicha te debo, amada mía.

¿En qué esquina del tiempo nuestras manos

dejaron de cruzarse y nos perdimos 

el uno para el otro? ¿Acaso no sabemos

que solo una vez se ama y luego solo

ansiamos repetir aquel amor? 

¿En qué otros nos buscamos sin hallarnos, 

en qué hombre o qué mujer

volveremos a hallar a quienes fuimos,

si ni siquiera yo te encontraría

ni tú me encontrarías

aunque nos entregáramos de nuevo

los cuerpos y las almas

queriendo reanudar aquel embrujo?



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