Marcello - Adagio
1.- Por ejemplo:
Juan y Juana se conocen y conciertan algunos encuentros, de los que surge una pasión y un amor inesperados. Como consecuencia piensan en dar -o no- continuidad a su relación. Juan dice que no quiere más aventuras y que prefiere convivir en vez de simplemente sobrevivir: intentar compartir no solo momentos o días. Es Juana quien se ve absorbida por su devenir y duda, determinando autoritariamente lo que deben hacer, sin preguntar a Juan. Este siente que todas las virtudes que observó en Juana quedan inmediatamente en entredicho y quizá se equivocó: que el deseo de encontrar una persona así -con determinados atributos- le llevó a creer que Juana era así. Que es el soterrado miedo a la soledad -y la consecuente inseguridad- lo que determinó ese autoritarismo ocasional.
2.- El Carpe Diem no debería significar desentenderse del pasado y el futuro. El pasado es el individuo que nos hizo ser quien somos, y el futuro el que nos aconseja cómo deberíamos o queremos ser.
Por lo tanto: debiéramos aferrarnos a un carpe diem con la voluntad de que no acabe; porque, si no, cualquier momento podría entenderse como la permisividad de que abandonemos a quien nos acompaña en ese yo desertor del presente sucesivo: que lo utilizamos para paliar la falta de raíces temporales y espaciales. Una oculta mentalidad del "aquí te pillo y aquí te mato".
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