El Arte existe porque la muerte existe: es su redención. Es la reconstrucción de un diario, los fragmentos de identidad del autor que intenta descifrar la existencia. Nace del amor a la vida. El Arte es la vida que queda tras esta vida, y por eso es el verdadero edén que persigue el artista creador -no el artesano-.
El autor -de vida, no de artesanía- ve lo invisible para los demás porque su ADN síquico es diferente, diferencia que se ha encargado de acentuar mediante el conocimiento de quienes como él le precedieron: en el laboratorio de su mente se concilian múltiples elementos (en lo que llamaré "instante privilegiado") -lo que suele denominarse inspiraciones, musas-, que luego sujeta a la labor del raciocinio pulimentador. Ve el autor los diamantes que los demás no ven, o crea los que no existen. Tiene un don y una dedicación inusuales. De este modo consigue la obra impoluta, que aúna las esencias que atañen a todos los hombres de cualquier tiempo, sobrepasando las circunstancias anecdóticas que los separan.
(Por eso el mayor enemigo es el éxito muchedúmbrico y la euforia del mismo, que lo estanca en la autocontemplación).
El arte construye una vida o la resucita: ya he aludido antes a Dante, Leonardo... El arte es el arquitecto de un paraíso y una existencia que solo la obra maestra, con su magia, otorga.
¿Quién ha creado catedrales de la pintura como la Capilla Sixtina, miniaturas musicales como Chopin o Schumann, manantiales verbales como El preludio de Wordsworth?
(Por eso el mayor enemigo es el éxito muchedúmbrico y la euforia del mismo, que lo estanca en la autocontemplación).
El arte construye una vida o la resucita: ya he aludido antes a Dante, Leonardo... El arte es el arquitecto de un paraíso y una existencia que solo la obra maestra, con su magia, otorga.
¿Quién ha creado catedrales de la pintura como la Capilla Sixtina, miniaturas musicales como Chopin o Schumann, manantiales verbales como El preludio de Wordsworth?