Transcripción:
"No sé por qué escriben los demás. Yo escribo porque es la única forma de librarme de los monstruos que me acechan y de suplir las utopías. Hace 25 años ni la escritura conseguía librarme de esos monstruos, y mi vida síquica, y también la física, corrían peligro. Dejé de escribir. Y durante tres lustros me sometí a una introspección callada de la que salí con cierta serenidad y con la pequeña sabiduría del reconocimiento del fracaso como persona y como autor. Los monstruos habían perdido gran parte de su monstruosidad y yo había caído en la cuenta de que nuestra inteligencia tiene un techo que no podemos sobrepasar, y que es de necios desesperarse porque la naturaleza no haya sido más generosa con nosotros.
Hace una década, la compulsión verbal despertó de nuevo y me dije que era preciso orientar ese impulso hacia la luz. Ese ha sido mi último tramo: huir de la tradición judeocristiana, tan arraigada en la poesía española, del sufrimiento como fuerza para seguir viviendo, empeñarme en ser voluntarista, tratar de convertir en himno la elegía, relativizar las devastaciones y los sueños. Finalmente, todo concluyó en este viaje alrededor de la mismidad universal, la odisea en busca de la soledad consolatoria y de la dicha inquebrantable que hay en las simas del corazón que es, o creo que es, La urdimbre luminosa.
En los últimos años nada he escrito, y me alegro porque ya no me humilla no ser Petrarca o Lope y porque siempre creí y dije que alcanzaría la calma cuando no necesitase escribir. Este es un breve poema que ilustra cuanto digo:
El secreto (*)
Cuando sientas que el mundo te derrota,
no intentes combatirlo.
Edifica un castillo en tu interior
y cuelga terciopelos y templanza
en sus muros. Dispón un fuego manso
junto a la mesa de la biblioteca.
Mira el cielo brillar entre las llamas
y los libros. Inúndate de luz
en la frágil belleza de los cuadros.
Escucha el clavecín mientras tu pluma
Agradezco que, al final de ese trayecto, una serie de lectores privilegiados, como son los críticos, reconozcan algún mérito en ese esfuerzo. Sobre todo a pesar de que mi nombre ha sido injuriado por unos maldicientes que confunden la sospecha con la culpa y condenan sin ni siquiera preguntarle al reo. Gracias a cuantos han hecho posible la edición de este libro y a quienes me han traído hasta aquí".
(*) Escuchar el poema: Escuchar el poema