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martes, 7 de agosto de 2012

La danza de las palabras (Teselas, XXVIII)


La mayoría de los poetas concibe la poesía como una profesión, y a lo más que llega es a rubricar ejercicios de inteligencia, olvidando que el hombre es el objeto y sujeto de la literatura, no un mero autor y lector de lindezas. 
Porque hay dos clases de autores: los que se autobiografían incluso sin saberlo, construyendo la Biografía esencial de todo hombre, y los que se mienten inventándose. 
Hay que despojar el sentimiento, el pensamiento y la palabra de todo cuanto impide reconocer su desnuda verdad universal. 
Hay que practicar el nudismo verbal.