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domingo, 6 de junio de 2021

Kiss


     Marilyn era joven, bella y frágil, cualidades que despiertan la ternura, el amor, el erotismo: la indefensión, la protección y el dolor por la pérdida.
     Esos atributos la convirtieron en una estrella, y su muerte, misteriosa además, en un mito. Si Greta Garbo se retiró para que quedase su esplendor y no su decadencia, a Marilyn la retiraron del vivir, pero no de la nostalgia del cierto paraíso que supone todo sueño.
        ¿No era buena actriz? Cuando se dice de un actor "¡Qué bien interpreta!" está afirmándose que finge bien un aspecto de la vida, y que el actor miente bien su personaje. Marilyn no interpretaba, siempre era ella misma, encarnaba la impotencia ante su derrota: la parte débil de la existencia que no quiere serlo, se esfuerza por ser fuerte y sucumbe ante sí misma y la sociedad. Ningún Pigmalión hubiera podido convertirla en otra cosa. Todos sus personajes eran su persona queriendo liberarse. Era la Bella frente a la Bestia del mundo.
     Inolvidable su aparición en Niágara, subrayada por una leve canción más susurrante que ostentosa, como debe ser cuanto aspira a no perderse entre los ruidos de la furia:



He aquí una una versión para jazz:

Cantada por Bobby Solo:
Marilyn:
Con faldas y a lo loco:
La tentación vive arriba:
Sus últimas escenas:
 
Reiteración:
Niágara:
Barber: Adagio


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