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lunes, 27 de octubre de 2014

Organizar el caos


Hace mucho tiempo que la ley se apartó de la justicia y que la educación huyó de la cultura.

La justicia es una abstracción bienintencionada y utópica que las leyes malversan hasta convertirla en impunidad. La cultura es un derecho que todos tenemos y que muy pocos se imponen como un deber. 


La aventura educativa ha sido, en los últimos tiempos, un descenso a la antipedagogía y un atentado contra la sicología individual y colectiva. En vez de enseñar a amar el conocimiento, se obliga a despreciarlo suplantándolo con frivolidades que atrofian el músculo de la mente y, por lo tanto, el pensamiento, la facultad de entender. No se enseña a ser un ser humano responsable de sí mismo y de los otros, sino a dejar de ser persona. No se enseña a intentar comprender la existencia, sino a vivirla como si fuese un juego intrascendente. 


Debe de ser un nuevo descubrimiento pedagógico: organizar el caos para aprender a vivir en la Torre de Babel del mundo.