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jueves, 5 de junio de 2014

Tras el lugar idílico

Ketelbey: El santuario del corazón

Todos vamos tras el lugar idílico a través de caminos por los que, tantas veces, nos perdemos. 

Todos nos perdemos porque descuidamos el conocimiento, que es la mejor brújula para orientarse bien.

Todos sabemos que la ignorancia es el peor de los laberintos, puesto que no tiene salida.

Todos sabemos que no se puede educar a la muchedumbre si primero no se ha educado al individuo.

Todos olvidamos que educar es enseñar a pensar, y que pensar es ordenar nuestras percepciones sin imposiciones. 

Olvidamos que la educación es el motor del presente y la semilla del futuro. 

Olvidamos que solo la educación nos abre los ojos de la conciencia y nos ayuda a evitar errores. 

Olvidamos que la cultura nos hace libres, y que la ignorancia nos convierte en esclavos. 

Olvidamos que conocer es, también, sensibilizarnos ante las maravillas y misterios del íntimo universo al que llamamos corazón.

Olvidamos que no hay lugar más satisfactorio al que llegar que un corazón sensible donde apoyar la frente para compartir nuestra alegría o aliviar nuestra tristeza.