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jueves, 25 de marzo de 2021

Dejad que los vates se alejen de mí...

Meyerber: Danza de los patinadores 

Hay quienes presumen de inteligencia o belleza: ¿No saben que ni una ni otra son un mérito sino un regalo de la Naturaleza? Por esa misma causa, no es culpable la fealdad o la inabundancia mental.

Lo meritorio es el esfuerzo de quien siendo apenas nada, o siendo mucho, se empecina en ser algo por encima de su buena o mala suerte en el reparto azaroso de los genes.

Y lo detestable es que el presuntuoso presuma de sus logros y, peor aún, que haya tantos que incluso se arrogan méritos de los que carecen. (¿Nadie ha oído a un imbécil decir "soy poeta, soy artista, soy..." como si eso fuera cuestión de querer?).

La humildad consiste simplemente en dejar que sean los demás quienes aprecien nuestros méritos; la necedad es la autoproclamación de nuestro yo como si fuera el mejor.

Ya lo decía aquel macareno que era yo para acallar a un inepto presumidor de alta sapiencia: "Nerón tuvo dos maestros: Séneca y Burro; puedo aseguraros que vos no sois Séneca".


4 comentarios:

  1. Hombre, presumir un poco ayuda a auto-afirmarse ante tanto sinsentido de la vida. El pecado es la soberbia y pensarse tocado por el dedo divino.

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  2. FRANCISCO MAS-MAGRO Y MAGRO25 de marzo de 2021, 10:59

    Antonio Gracia: Aciertas en tu razonamiento. Ese es el gran mal. La perdición de esta nuestra sociedad es creerse que somos lo que no somos y no buscar la verdad más allá de lo que, dado por las circunstancias o por el halago -la adulación es el gran pecado que provoca la mediocridad -, obtenemos quizás demasiado fácilmente. El alrededor suele ser sustancia sin compromiso, débil, insulsa. Por eso la lectura o la palabra de aquellos que han cultivado su saber mediante el estudio, dando lugar a la elaboración de su pensamiento, a la maduración de su inteligencia, son las fuentes de nuestra cordura. Y, ciertamente, el halago, supone una rémora. Un fácil recurso para quedar bien…ante los desorientados. Y el “autohalago”, de tan fácil construcción, es nuestro peor enemigo.

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  3. Ya que la vida no tiene sentido / todo poema debiera otorgárselo.

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    1. Ambicioso empeño. Lograr semejante éxito demanda enorme dedicación y mucha fe. Pero estoy de acuerdo, de la recurrente insatisfacción puede que surja el acicate para no dejarlo.

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