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viernes, 22 de diciembre de 2023

Antonio Gracia: Sintonizar misterios. Un poema inconcluso leído por Graciela Tomassini

 


Un poema inconcluso -de los varios que titulo "prosas en verso" y "poemas ensayísticos"- leído por Graciela Tomassini. Tal vez me decida a no tocarlo más, aunque no sea una rosa. Pero no (*). 


Sintonizar misterios 


Cada día es más firme mi creencia

de que en nuestra abisal identidad 

existe un omnisciente trovador 

que sintoniza con la ubicuidad (*)

y escribe con su plectro sigiloso

cuanto existe, existió o ha de existir;

sonidos y colores, minerales,

contingencias y pálpitos dormidos, 

lascas de eternidad, monstruos y dioses,

metamorfosis, ruinas, sortilegios,

intimidades, lontananzas, furias,

onirias y luzbeles, hontanares,

légamos de la vida y de la muerte 

seminal de otras vidas; 

pues toda voz es eco de otras voces

y la monodia encripta sinfonías.

Todo sapiens recorre ese camino 

inserto en su conciencia más oculta.

Algunos sapiens introducen, súbitos,

por voluntad o azar,

sus sentidos en ese laberinto

luminoso, y emergen con visiones

inaccesibles para los demás.

Se invisten del "instante

privilegiado" -que otros denominan

"la inspiración", "las musas"-; y así pueden

colgar estrellas en los pentagramas

o los versos, enigmas trepanados 

de premisas sutiles:

un ázimo rumor contiguo a un éxtasis

conferidor de tanta alta omnisciencia

que apacigua el presente, reconstruye

el pasado, amalgama

el futuro con arduos silogismos

vislumbrantes del Mágico Universo.

Es la Gran Sinestesia.

Aquello que en las sombras es temido

y que exorciza la diafanidad.

Todos los sapiens líricos perciben 

con su imán intangible esa entelequia

que descoyunta y mata toda lógica

con su urdimbre demiúrgica.

Son escudriñadores de otros mundos,

los traductores de la inmensidad,

visionarios furtivos

de las constelaciones de la noche

glacial del firmamento.

¡Qué ingrávidos secretos desentrañan

al hendir ese trépano

cincelador del gran eclepticismo!

¿Pues dónde estaban -antes de que Bach 

las domase como a corceles lúbricos-

las notas de la Ofrenda musical 

-por ejemplo-? ¿Y Yepes, y Gioconda

y el misterio secreto de la carne

reclamando su espiritualidad?

Que muchos talladores no consigan 

burilar el delirio que perciben

no invalida ese rayo que nos ciega

mientras nos ilumina arcanamente.

Hay causas que no otorgan consecuencia;

y no toda intuición talla un diamante.


(*) Tal vez baste como breve ensayo, pero no como poema. Lo mantengo para que se corresponda con la lectura: así  quedaría, por lo pronto, este principio, evitando la cacofonía:


Hay en nuestra abisal identidad,

perdido entre sus cónclaves oscuros,

un omnisciente y claro trovador 

que sintoniza con el infinito

y escribe con su plectro sigiloso ...



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