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lunes, 13 de agosto de 2018

La danza de las palabras.

Webern: Bagatelas

La mayoría de los escritores concibe la escritura como una profesión, y a lo más que llega es a rubricar ejercicios de inteligencia, olvidando que el hombre es el objeto y sujeto de la literatura, no un mero autor y lector de lindezas. (Extiendo esta afirmación al arte en general).
Porque hay dos clases de autores: los que se autobiografían incluso sin saberlo, construyendo la Biografía esencial de todo hombre y de la Humanidad, y los que se mienten inventándose. 
Hay que despojar el sentimiento, el pensamiento y la palabra de todo cuanto impide reconocer su desnuda verdad universal. 
Hay que practicar el nudismo verbal.
La verdad es una simplificación fértil del laberinto mental.




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