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martes, 10 de abril de 2018

La inteligencia de la sensación.


Beethoven / Liszt / Gould: Sinfonía Pastoral

La poesía -todo arte- es sutileza, insinuación más que dicción abrupta. Puede pensarse que para nada interviene el intelecto: y es todo lo contrario: sobre la sensación, inesperada o buscada, la mente debe trabajar hasta tachar los parásitos que acompañan todo impulso: matizar y tallar el diamante que al fin debe quedar como obra imprescindible. 
Ni la ebriedad ni la asepsia verbal. El arte necesita la artesanía del refundidor perfeccionista y la contemplación del visionario.
Sin clarividencia e inteligencia para contenerla no hay arte.  


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