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lunes, 6 de marzo de 2017

El Libro de Teluria (V)

Para leer sobre Teluria pulsar:

El libro de Teluria (I)

El Libro de Teluria (II)

El Libro de Teluria (III)


Purcell: Lamento de Dido

9.-
Porque te fuiste sin poder decirme
siquiera un dulce adiós, pongo en tus labios,
a veces, las palabras que quisiera
haberte oído. Y suenan despedidas
nobles como la noche,
mientras de nuestro abrazo se separan,
como la uña de la carne, cuerpos
dolientes; y oigo
gemir a Héctor y Andrómaca,
plañir a Hero y Leandro,
a cuantos castigó la suerte adversa
dividiendo su ser en dos mitades
que eran tan sólo un alma.
Me he convertido en una isla desierta
rodeada de duendes y naufragios.
Y sé que nunca volverás a mí
porque nadie regresa de la muerte.

10.- 
Toda la noche recogimos astros
mientras el firmamento caminaba
alrededor de nuestros ojos, y eran
ramilletes de sueños
los que aromaban nuestro corazón.

El olor de la tierra entretejía
el universo en nuestra carne, ungiendo
un cosmos constelado en cada beso.

Cuánta belleza es el recuerdo dulce
de lo que, mientras dura, es inmortal.

La dicha es el lugar al que llegamos
cuando la suavidad de la memoria
olvida cuanto no pudimos ser.