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jueves, 11 de diciembre de 2014

Genoma literario

Schumann: Chopin (de Carnaval")

Hay dos genomas literarios: el "escribo como hablo" y el "hablo como escribo". Tan malo, o tan bueno, es el uno como el otro, sensu strictoEste conduce a la literatura literaria: la que no tiene que ver con la vida; aquel a un conversacionalismo efímero y trivial: la banalidad suplantando a la noble existencia. Valga el Yoyce odiseico como un ataque fugaz de inteligencia inventora: pero nunca suplantará a Homero, aunque descubra verbalmente la freudiana vorágine interior.
       Ni como en La Celestina, en la que, fuera de toda lógica, incluso los analfabetos hablan cultamente; ni como en Rayuela, intento ineficaz de laberinto clarificador. Tampoco las admirables Soledades o Altazor. Esas y tantas otras obras interesan en tanto vivifican el lenguaje y muestran su flexibilidad. Pero si verdaderamente importan es porque consiguieron simultanear en el hallazgo expresivo el contenido humano que perdura: la búsqueda, el rostro de lo inefable; el resto de su mérito queda para el linguista estudioso, no para el hombre culto, y menos para el hombre común.
     Ni hermetismo ni ramplonería. Precisión, claridad, exactitud. Desentrañar lo oculto, mostrar lo luminoso de las sombras.