Grandes autores son
aquellos que dicen cuanto
quisiéramos haber dicho.
Grandes autores son
aquellos que dicen cuanto
quisiéramos haber dicho.
Obsérvese la relación concomitante de los dos últimos versos con la Elegía hernandiana a Sijé.
Anhelos
Agua quisiera ser, luz y alma mía,
que con su transparencia te brindara;
porque tu dulce boca me gustara,
no apagara tu sed, la encendería.
Viento quisiera ser: en noche umbría
callado hasta tu lecho penetrara,
y aspirar por tus labios me dejara,
y mi vida en la tuya infundiría.
Fuego quisiera ser para abrasarte
en un volcán de amor, ¡oh, estatua inerte,
sorda a las quejas de quien supo amarte!
Y después para siempre poseerte,
tierra quisiera ser, y disputarte
celoso a la codicia de la muerte.
Nunca habían tenido más que fragmentos uno del otro, breves escaramuzas amorosas. Ahora ni siquiera eso. Azula había desaparecido a pesar de sus muchas promesas de amor.
Le escribió un poema y se lo envió con una nota:
Puesto que ya no quieres
besarme con tus labios
ni con tu cuerpo,
bésame con tus ojos:
lee mis versos.