El elixir de tu pecho
El elixir de tu pecho
El color de una rosa y la luna rampante
han mostrado su envidia
por preferirte a ellas para ver la belleza;
de pronto has susurrado: "me avergüenza
mostrar mi desnudez;
no puedo concederte esa felicidad".
Yo he sentido un "no me amas"; y la fuente ascendía
sus lágrimas de plata;
la tarde sollozaba silenciosa
su púrpura encendida.
El dolor me acosaba:
¿Si amar es lo más puro, por qué niegas la dicha
de contemplar tu amor
a mis ojos; o acaso
es solo fingimiento el tremular
danzante de tu cuerpo
y el irisado don de tu sonrisa?
Una estrella ha caído sobre mi corazón
y ha alzado una catástrofe al decirme,
como un heraldo triste, que no es milagro todo
cuanto cae del cielo.
Moriré lentamente,
pues no quiero acunarme en otro pecho,
y hacer de otra mujer un exorcismo.
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