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lunes, 9 de enero de 2017

La exposición universal del cosmos

Alfonso X El Sabio: Cantiga

Amigo Carcelén:

Desde el momento en que la premisa objetiva es que Adán y Eva son una representación icónica del nacimiento del ser humano, hay que establecer dos historias paralelas en el devenir de la Humanidad: la científica o darwiniana y la eclesiástica. La primera se fija solamente en los hechos, al margen de cualquier consideración religiosa; la segunda se olvida de la historicidad y pone todo su interés, imaginativo o fantaseoso, en apoyar la existencia de un Dios generador de cuanto existe. 
     Así que, a pesar de la Biblia, que es simplemente, y nada menos, un libro sabio reescrito durante siglos, Adán y Eva no existieron como tales individuos -con carnet de identidad-, sino como una multitud de adanes y de evas pitecantrópicos dispersos en una naturaleza eglógica o paraísos idílicos que el mal social, o el diablo luzbélico, malograron con su depredación. 
     Probablemente a las Iglesias se les olvidó que resulta más inteligente un Dios que prevé la diacronía de su creación a otro que se comporta como un prestidigitador que se saca de la chistera, por arte de birlibirloque, una pareja de humanoides. 
     Tal vez todo sería menos oscuro si El Vaticano no escondiera los 30 kilómetros de estanterías que posee con libros esotéricos.
     Creo que hay algo más importante: ¿Realmente resuelve algún problema del ser humano, o del Arte, la existencia o inexistencia de un Dios resolutor de las inquietudes de la Humanidad? ¿Es ese Dios un buen Comisario de la Exposición bigbángica del Cosmos, en la que cada estrella es como un cuadro irrepetible?
     Saludos.