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domingo, 11 de septiembre de 2016

Endogamias

N. F. Moratín: Saber sin estudiar



Nada hay peor para la evolución personal que la endogamia del grupo: huir del saber ajeno para que no se altere el propio, alimentar este con el conformismo, considerar que ya se sabe suficientemente, concienciarse -inconscientemente o no- de que no hay nada como ser convencional. De este modo no entran nuevas ideas en el individuo porque el grupo las ha relegado o prohibido, cosa que viene haciéndose desde Egipto y que llega hasta hoy: por ejemplo, en los grupúsculos cultuales, artísticos, literarios, políticos, incluso internéticos (redes sociales...).
     ¡Yo soy el que más sabe!, dice el necio. 
     Qué triste vivir creyendo que se está pleno y en realidad vivir lleno del vacío, autista de la ignorancia, sabio solo en el desentendimiento de lo ajeno: para que no se altere el acomodamiento en el que la conciencia se ha sentado, establecido, suicidado.
     Por cierto, Lector: Mira a tu alrededor: verás cuántos hay de esta estirpe (pero no se lo digas ni siquiera a tus amigos: no sabrán de qué les hablas y, además, los convertirás en tu peor enemigo).