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sábado, 8 de noviembre de 2025

Una mujer vestida de lujuria A. Gracia _ Vicente Luengo

Vicente Luego, algunas de cuyas composiciones han aparecido en este blog, ha tenido la gentileza de convertir en canción este poema improvisado. Gracias.


Noche oscura del alma

Una mujer vestida de lujuria 
se derrama carnal como un espíritu 
cincelado en arcilla por un dolmen 
vislumbrador del cosmos. Su cabeza, 
apoyada en la sombra, deja un beso 
sobre el pecho. El abrazo aprieta leve 
el cuerpo contra sí y se funde ardiendo 
en un magma de súbita armonía 
que esparce por el suelo, luminosa 
su fluencia de cáliz torrencial 
en un charco de místico arrebato. 
La estatua de ludibrio y sortilegio 
estalla en movimientos abrasivos  
como pequeños coitos, vendavales 
y rúbricas de dioses, hasta hallar 
a través de succiones el abrazo 
total, definitivo.
Es un ayer que cada día es hoy
en un lugar que vuelve eternamente.
Allí mordí la carne de tu pecho
y libaste mi blanco manantial.
Y el sátiro prodigia su armonía.

La vida - la previda - la masvida

 

Lang, Hechizo de la serpiente, D. Paget
            I

La claridad del día estalla, fulge 
en el nido del pájaro, en el fuego
del color de las flores, el sonido 
del agua al derramar sobre las hojas
el rocío caído desde el cielo 
con su sabor a estrella, nube y céfiro  
recordador atávico y fluyente 
de edenes y principios de la vida 
y cavernas, menhires y obsidianas,
océanos, estanques y templetes 
y babeles, pirámides, vivaldis, 
salomés y giocondas, profecías, 
desengaños también, sueños errantes, 
heterodoxias, infinitas lágrimas 
y risas devanándose en la púrpura 
de ángeles y demonios deslumbrados... 
todo eso y más como un surtidor mana 
mientras la vida fluye hacia la muerte 
del corazón del agua en una gota 
de esta mañana sideral y mínima 
de iridiscencia y de carmín oh exordio...

        II

¿Dónde estarán todas aquellas vidas 

que quisimos vivir y no vivimos?

El amor que callamos, el dolor

que, ciegos, infligimos al callarlo;

la incierta voluntad, la ociosa muerte

de un presente que no nos atrevimos

a abrazar por temor a su futuro.

No eres tú, ni soy yo; somos fragmentos

amputados del que quisimos ser.

¿Y seguirás viviendo sin vivir?

El que yo fui se obstina en seguir siendo,

y lucha contra aquel que quiero ser;

el que seré me dice que no sabe

todavía su nombre; y entre tantos 

vagidos de mí mismo me diluyo

inexacto, inconcreto, inacabado.

¿Y seguiré viviendo sin vivir

las vidas con que sueña el corazón?


viernes, 7 de noviembre de 2025

La muerte - la premuerte - la trasmuerte...


                                                             Arvo Part: Canticum

 La gran neurona

Unos cien mil millones de cadáveres 
han existido desde los orígenes
de la vida del hombre en este mundo. 
Homínidas neuronas se expandieron 
por la galaxia del cerebro y fue 
el estallido de la inteligencia.
Otros cien mil millones de galaxias, 
con su cohorte enésima de astros, 
se cuentan solamente en la Vía Láctea.
Tal vez en esos mundos algún ser 
ha descifrado al fin el gran misterio 
de la existencia humana: el de la muerte, 
la premuerte y trasmuerte.
Tal vez alguna estrella ha convertido 
su fuego inextinguible en vida eterna 
y alcanzaremos la inmortalidad.
Quizá el instinto de supervivencia 
que rige el Universo haya expandido 
la Gran Neurona y derrotado acaso 
el óbito incesante.
No hay causa que no sea su consecuencia.
No es posible la muerte sin su antídoto.


Semejante a Tristán

            CHOPIN: Prelude op. 28 n°4 (organ transc. Liszt)

Semejante a Tristán

He pasado junto al pequeño estanque 
alzado en mi recuerdo, en medio 
de la glorieta verde, donde la claridad 
del agua deja ver ranúnculos y peces.
Al asomarme he visto 
tu rostro sumergido entre sirenas
y he sentido en las olas 
del tiempo tu mirada de Narciso
llamándome, abrazándome
como si la belleza quisiera sumergirme
para siempre en su lecho junto a ti.
Una hoja, como un breve navío
o un cisne del color de la mañana,
viaja con nuestra efigie a la otra orilla
y allí recoge -igual que una liturgia
invisible de vuelos de palomas-
nuestros cuerpos en un sueño que anhela
convertirse en silente realidad.
Un arrecife de coral y magia
ha traspasado nuestros corazones.
Y una gorgona errante y diamantina
nos ha petrificado en el amor.

jueves, 6 de noviembre de 2025

Algo más que un fracaso escolar.


(A mis alumnos, de quienes tanto he aprendido)

Se preguntan los legisladores políticos de la enseñanza el porqué del fracaso escolar: quieren saber en qué se han equivocado, si los contenidos de las asignaturas son los idóneos, si es que los adolescentes españoles sufren desnutrición de inteligencia, si su cociente intelectual no tiene dos dedos de frente.
     Pero la inteligencia natural poco tiene que ver con lo que ocurre en las aulas, las casas y las calles. Tan listos o torpes son los jóvenes de hoy como los de hace 30 años, por ejemplo; y sin embargo, cualquier lector que fuese estudiante entonces -no importa ahora si eran peores aquellas didácticas- recordará que a sus diez u once años estudiaba un libro de Historia de España tan extenso en contenidos como la suma de todos los libros de texto de la ESO, y a los doce o trece años estudiaba trigonometría, algo que hoy no se ve ni en los bachilleratos.
     Estudiaba y aprendía. Y no porque naciera con un cerebro más capacitado que el de sus hijos o sobrinos. ¿Qué ocurre, entonces? La respuesta está en que la inteligencia natural es una esponja, y se sirve en su crecimiento cultural tanto de lo que posee como de lo que carece.
    ¿De qué puede vanagloriarse una mujer -o un hombre- que ha nacido hermosa si no utiliza su hermosura para hacer menos feo el mundo? ¿Qué mérito o demérito tiene alcanzar el fruto de un árbol, saltando o sin saltar, si la estatura no se la debe uno a sí mismo? Meritorio es aquello que exige un esfuerzo triunfal, capaz de convertir lo que poseemos en semilla para conseguir aquello de lo que carecemos. No importa a qué altura está la cabeza, sino la mente. El hombre primitivo no podía alcanzar en su carrera al animal que necesitaba para alimentarse; pero se las ingenió, empujado por la necesidad, observando, deduciendo y aprendiendo que, ya que con sus pies no llegaba hasta él, podía llegar con su mano si lograba prolongarla en forma de lanza, onda, o flecha. Aquellos hombres de escasa capacidad craneal desarrollaron su inteligencia natural alimentándola con la necesidad, la observación y la tenacidad. Con lo que sabían aprendían a saber más.
     Hoy el adolescente no tiene necesidades perentorias y, por lo mismo, no necesita esforzarse, ni aprender; tiene el mundo en sus manos sin haberlas utilizado; y tiene el ocio ante su espíritu sin habérselo ganado. De modo que se atrofia física y síquicamente y pierde los reflejos emocionales básicos, que son los de la curiosidad activa y el del placer intelectual. Y la solución no está en hacerle pasar hambre para que reaccione, sino en despertarle esas otras hambres inmateriales que duermen en su cabeza. Sin embargo, como si de una conspiración universal se tratase, parece que hay quienes persiguen crear un organismo social con un electroencefalograma plano en sensibilidad y sensatez. Unos medios tan útiles y decisivos como el cine y la televisión, empujados por una publicidad que disfraza de oro la basura, se dirigen casi exclusivamente al embrutecimiento sensorial. Por eso, como siempre, todo se compra: pero hoy solo se compra con dinero, y casi nada se adquiere con valores humanos.
     Claro está que los planes de estudio son mejorables. Aunque no es esa la auténtica causa del fracaso de la educación y de la sociedad. No se trata tanto de modificar lo que tenemos como de suprimir o enderezar lo que nos sobra. Lo cierto es que al niño, al joven y al hombre actuales les faltan motivos y motivaciones para el aprendizaje del bienvivir, y le sobran horas de ocio convertido en negocio. Ocio que no proporciona descanso, sino que es asimilado, primero, como insatisfactoria diversión; y luego, progresivamente, como pasividad, hastío, anquilosamiento muscular, suicidio neuronal, toxinas hacinadas dispuestas para el estallido, fatiga sicológica, desasosiego, frustración, agresividad, violencia interior y exterior... Porque el autorretrato que todos hacemos inconscientemente cada cierto tiempo nos muestra a un ser indefenso, dependiente de todo lo ajeno  y no muy digno de ser tenido en cuenta.
     El camino de las libertades, tan necesarias, no nos ha conducido hacia una libertad responsable, sino que nos ha transformado en esclavos de una libertad libertina, en un mundo en el que la pereza síquica ha sustituido a la voluntad y el entusiasmo. Por esa razón, a pesar de las comodidades del “estado de bienestar”, vivimos en un permanente Estado de Malestar, íntimo y colectivo, en el que los egoísmos de toda especie derriban la solidaridad.
     Asumido ese egoísmo generalizado, aceptemos que la relación entre los menores y los adultos tiene esta consecuencia progresiva: son como los hacemos, y nos hacen como son. Y calculemos qué futuro estamos perpetrando entre todos.


miércoles, 5 de noviembre de 2025

¿Qué es la Física Cuántica?

Un poema

                                            Georg BÖHM


Hermosa mía: cuando llega el alba 
y se inunda de claridad el día 
siento que son tus ojos los que siembran 
de luz los míos. Amanece el mundo, 
la existencia es un pálpito, los pájaros
cantan salmos de dicha, los arroyos 
torrentean los campos y las flores 
dan color a la risa. 
Todo es como un abrazo clandestino
del mar a las estrellas y del sol 
a la luna.
En ese laberinto inextinguible
todo en el mundo lucha contra todo. 
Pero tú no te rindas: el combate 
te hará más fuerte y vencerá la luz.
El latido del cosmos se acelera.
Y la muerte no existe porque vivo 
en el castillo de tu corazón.